viernes, 4 de diciembre de 2015

Técnicas especiales de imagen

Las distintas técnicas de diagnóstico por imagen se escogen según la lesión que se necesite observar.

El término Diagnóstico por Imagen agrupa las tecnologías que permiten explorar el interior del cuerpo sin necesidad de intervención para comprobar la existencia o evolución de una enfermedad o lesión. Cada una de las máquinas ofrece resultados distintos, por lo que son los especialistas los que deciden qué técnica es la más adecuada en cada caso.
La primera de estas tecnologías en ser aplicada a la medicina fueron los rayos X, a los que se han sumado en el siglo XX la ecografía, la tomografía axial computarizada (TAC), la resonancia magnética (RM) y las diferentes modalidades de medicina nuclear.

La mayoría de estas exploraciones son indoloras, si bien algunas pueden resultar incómodas por la necesidad de mantener una postura concreta durante algún tiempo. A lo largo de los años estas técnicas han mejorado de forma importante y, por ejemplo, las dosis de radiación que se utilizan en las radiografías son muy bajas.

Las radiografías se consiguen por la impresión que queda en una placa de la mayor o menor absorción de distintas partes del cuerpo de los rayos-X, la imagen formada adquiere distintas tonalidades desde el blanco al negro. Las radiografías se usan, principalmente, para detectar problemas en los huesos, para observar abdomen y pulmones y, por ejemplo, en las mamografías. En todos los casos, la exposición a la radiación es pequeña y se trata de una técnica indolora.

La ecografía, por su parte, se basa en el uso del sonido y de cómo se refleja en las partes a explorar. Hoy en día su uso está muy extendido y se emplea para estudiar estructuras tendinosas y musculares, el abdomen, los globos oculares, las arterias y venas superficiales,..y, por supuesto, en pacientes embarazadas para estudiar el feto.

Un familiar cercano de los rayos-X es la tomografía axial computarizada (TAC), que usa un equipo especial para obtener imágenes del cuerpo en zonas concretas y consecutivas con la ayuda de ordenadores. En ocasiones la prueba se complementa con contraste, que puede tomarse por boca o ser inyectado en una vena y que resalta determinadas partes del cuerpo. Esta técnica tampoco es dolorosa, si bien puede resultar molesta por el aspecto de la máquina. La técnica ayuda a diagnosticar numerosas patologías tanto benignas como malignas.

La resonancia magnética también ayuda a diagnosticar muchas enfermedades. Es una técnica muy compleja que tiene la ventaja de someter al paciente a los rayos X. Pero tiene un inconveniente importante para el paciente, que debe permanecer inmóvil dentro de un tubo y con una máquina bastante ruidosa a su alrededor. Hay personas que necesitan ser sedadas para aguantar la prueba.

En la actualidad se están usando las resonancias de campo abierto, que resuelven este problema. El mayor diámetro de la máquina (160cm frente a los 60 de la cerrada) la hace idónea para los niños, a los que sus padres pueden acompañar durante la exploración e incluso cogerles la mano; para pacientes que tengan problemas de movilidad y para claustrofóbicos. Un inconveniente de la resonancia magnética que no se puede usar en personas portadoras de un marcapasos o de ciertos implantes metálicos.


La gammagrafía muestra el funcionamiento de distintos órganos. Al paciente se le inyecta un contraste con una sustancia radioactiva con muy baja potencia. Una cámara especial recoge los datos que le ofrece este marcador. Las pruebas suelen ser largas, aunque de nuevo son indoloras.

Por último, hay que destacar lo que conocemos como Radiología Intervencionista, un aspecto del Diagnóstico por Imagen que cada día se desarrolla más y que, básicamente, consiste en tratar ciertas patologías con procedimientos muy poco invasivos que se realizan con la ayuda de las técnicas previamente descritas y que evitan muchas veces la cirugía.

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